LA MEMORIA DEL
COBARDE
Una noche
como esta quise tenerla en mis brazos.
Quise
perderme en el tiempo.
Renunciar a
su memoria, compartir el poder del silencio, o su voz, cálida y serena.
Quise
mirarla sin prisa, recorrer cada detalle.
Grabarla
para siempre en mi retina, hacerla
eterna en mí.
Quise sentir
de nuevo el leve temblor de sus ojos cuando me mira.
No hay
respuestas seguras en sus miradas, por eso me enojo al confesarme.
Quise probar
sus labios, quise besar su alma,
quise sentir el frio para no querer besarla.
Quise mesar
su pelo, vivir su vida, pero no pude nada.
Lloré de
angustia por perderme y no tocarla.
Maldita sea la memoria del cobarde que tras
años de no dudar,
en la cumbre
de su vida, deja escapar lo que ansía, caminando descalzo por el borde de sus imperfecciones, inventando pretextos,
esquivando el dolor, envolviendo su respiro...
No me dejaté
alcanzar por aquel que se hace mi sombra,
mi batalla, mi deseo más
descarnado...
...Mi destino
Alfonso Carrión.
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