A todas las madres
Sé que debería ser así todos los días, pero en mi faceta de
uno más del montón hoy me viene a la memoria un detalle:
Hay un punto en la piel, que todos conocemos y a veces
olvidamos.
Ese punto nos hace sentir seguros, acariciados, protegidos.
Es un punto que se encuentra entre el cuello y el hombro. Lo
recuerdo sin esfuerzo y con rubor.
En ese punto, todos los hijos apoyamos la cabeza sobre nuestras madres, donde
se siente el candor de su pecho, el color de su risa, el amor que nos otorga.
Hay un punto en su piel que huele a hierba fresca, que
deshace la escarcha de mis pesares, que me alimenta, que me da vida.
Hay un punto en la piel, que solo una madre sabe cubrir cada
día de su vida.
Gracias mamá.
Alfonso Carrión