Víspera de Navidad
Noche densa y pastosa, un último
cigarro al ir a dormir.
Me asomo a la ventana y la veo.
Caminaba cabizbaja, perdida entre
sombras y carámbanos helados.
Una figura de mujer oculta de
miradas que nunca llegan, atraviesa el paramo que es la urbe en vísperas de
navidad, como un reflejo que muere al nacer, como un rayo de luna oscurecido.
Se acerca a un montón de basura,
nadie está mirando.
Su vida se hunde en un mar que
seguro oculta el secreto de una traición.
Alongada sobre sus pequeños pies,
trata de encontrar el tesoro que será su sustento vital.
Sobrevivir una noche más, algo
para calmar las dentelladas de la bestia que habita su interior.
¡Maldita suerte que se obstina en
favorecer a los necios!
Una bolsa repleta de manzanas
mohosas. Se vio a sí misma, se dio asco, se odió y comenzó a llorar…
Tendida en la miseria, envuelta
en embalajes, lanzó su llanto sin consuelo.
En los raidos cartones buscó su
intimidad.
Solo tubo soledad, llanto seco
que sesgaba más su piel, que enfriaba más su alma.
El mundo sigue adelante y a ella
la atrapa la muerte.
Suenan las campanas de fondo,
rugen villancicos por doquier.
Mañana seremos uno menos para
cenar.
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