sábado, 7 de enero de 2012

Cuatro Días


Cuatro Días




Al atardecer del tercer día, lloré tu ausencia sin reparos.
Juan me dijo que te vio, que estabas sola, sentada, con los rizos de tu frente, un día vivos y brillantes, descolgados en dos cascadas que llegaban hasta el suelo.
Que te dijo "ven conmigo" y solo tras unos largos segundos alzaste el rostro, lo miraste y dejaste escapar una sonrisa.
Que volviste a esconder tu cara,que escondiste entre tus dos largas piernas.
Juan lloró mientras me hablaba.
Yo intentaba ahogarme en la indolencia sin conseguirlo.
El te vio, vio como te alzabas sin mirarlo. Vio como emprendiste tu camino, levantaste la cabeza, y a tan solo dos segundos de su llegada, te arrojaste al frío vacío de las guias que dirigían esa máquina infernal que acabo con tu aliento y mis anhelos de volverte a tener.
Hoy, mañana del cuarto día, quisiera volver al primero, vivirlo dos veces más fuerte y entender que el segundo pude hacer mucho más por aferrarte a este mundo.
Te miro a través de un cristal, metida en tu caja de pino, solos tú y yo. Nadie vendrá a molestarnos, esta vez no.
Al anochecer del cuarto día, cuando vuelva a mi lecho, nacerás en mi mente de nuevo para no marcharte jamás.

07/01/2012
Alfonso Carrión

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